Nuestro dios dijo una de las frases más famosas que perdurarán en la memoria de los madridistas mientras vivamos: “En la cancha, al rival ni la botella del agua, cuando acabe el partido si hay que felicitarlo lo haremos.”
Ese es el espíritu que inspiró a nuestros equipos desde su llegada. Luchar y luchar. Perseguir por todo el campo al jugador que te quitó el balón hasta recuperarlo.
Ese es el espíritu que inspiró a nuestros equipos desde su llegada. Luchar y luchar. Perseguir por todo el campo al jugador que te quitó el balón hasta recuperarlo.
No importaba la categoría del rival, tanto si era grande o pequeño el afán de lucha era el mismo. Cuando el partido terminaba te ibas a casa con la satisfacción de haber visto a jugadores con pundonor y vergüenza dejarse el aliento hasta la extenuación.
Molowny siendo entrenador dijo algo obvio pero con un gran significado: “Los partidos duran noventa minutos”. Los contrarios lo sabían y lo padecían.
Más tarde Juanito con su gracejo de Fuengirola le dijo a un adversario italiano despues de una derrota: “Noventa minutis en el Bernabeu son molto longos.”
Y venian las "remontadas".
Molowny siendo entrenador dijo algo obvio pero con un gran significado: “Los partidos duran noventa minutos”. Los contrarios lo sabían y lo padecían.
Más tarde Juanito con su gracejo de Fuengirola le dijo a un adversario italiano despues de una derrota: “Noventa minutis en el Bernabeu son molto longos.”
Y venian las "remontadas".
Así las distintas generaciones de futbolistas del Real Madrid se traspasaban el espíritu de lucha que en su día inspiró D. Alfredo.
Desde su llegada, y ya ha llovido, la personalidad del equipo es más o menos la misma hasta que llega la Copa del Rey.
En las eliminatorias con equipos menores, el entrenador de turno aprovecha el evento para dar minutos a los jugadores que han jugado menos. Eso es frecuente en todos los equipos. Pero el egocentrismo de ciertos futbolistas les hace sentirse segundones -que lo son- y desprecian esos partidos sin compensar al club que les paga con el esfuerzo e interés requeridos.
El equipo menor pone el máximo interés, esfuerzo y vergüenza deportiva, con eso y el bajón del contrario las fuerzas se igualan y deja de ser un grande contra un pequeño y en esos casos suele pasar de todo.
D. Alfredo solo levanta su bastón para saludar a la afición cuando lo aclama cincuenta y seis años después de su llegada. Debería levantarlo en el vestuario ante toda la muchachada como diría él, y recordarles en el Club que están y el esfuerzo hecho por tantos y tantos futbolistas durante años para poner a nuestro equipo en la élite mundial.
Hoy estamos avergonzados.