He intentado abstenerme del asunto CR9.
Imposible.
Ha sido juzgado y condenado desde todos los ángulos, distancias, medios, ideologías y religiones.
La crisis en España es tan fuerte que el temita está siendo explotado hasta la saciedad y el vómito. Creo que mi Club debería cobrar un canon a los políticos, por desviar de su cuello a los españoles y facilitar camino alternativo a su ira y malestar.
Pero no quiero hablar de política porque aunque ni remotamente podría expresarme como Pérez Reverte, si podría acompañarlo en el viaje de desnudar a tanto golfo, ladrón, deshogado y “cierrabares” que hay detrás de los leones. Y a buen entendedor…
“La violencia es el último recurso del incompetente” (Isaac Asimov)
La violencia la inicia el malaguista, recurriendo al agarrón insistente cuando se ve sin balón y desbordado. CR9 debería haberse parado y dirigiéndose al árbitro y a él haberle dicho -“Compañero te estás equivocando, eso es antirreglamentario, pero como me caes bien te dejo la pelota para que la juegues a tu antojo”. Claro que para ese comportamiento los jugadores deberían saltar al campo con tutú y zapatillas de ballet.
El fútbol es deporte de contacto. Hay empujones, agarrones y golpes. Los futbolistas son atletas más fuertes cada día y por lo tanto las refriegas son más peligrosas para su integridad física. ¡Tíos al campo, nenazas fuera!
Si soy más alto que mi contrario y braceo para zafarme del agarrón pasa lo que pasó; nariz a la funerala y el árbitro melindre castigando con avaricia y deseo.
Hay casos similares donde el feo, gangoso y bajito hizo lo mismo pero golpeó al adversario en el pecho. Cuestión de estatura. Claro que la brújula de la envidia que siempre marca el noreste no lo ha juzgado así, pero ya lo dijo Lamartine. “La mala crítica es la fuerza del impotente”.
De todas formas siempre perdono a mi enemigo porque eso le enfurece más.
Imposible.
Ha sido juzgado y condenado desde todos los ángulos, distancias, medios, ideologías y religiones.
La crisis en España es tan fuerte que el temita está siendo explotado hasta la saciedad y el vómito. Creo que mi Club debería cobrar un canon a los políticos, por desviar de su cuello a los españoles y facilitar camino alternativo a su ira y malestar.
Pero no quiero hablar de política porque aunque ni remotamente podría expresarme como Pérez Reverte, si podría acompañarlo en el viaje de desnudar a tanto golfo, ladrón, deshogado y “cierrabares” que hay detrás de los leones. Y a buen entendedor…
“La violencia es el último recurso del incompetente” (Isaac Asimov)
La violencia la inicia el malaguista, recurriendo al agarrón insistente cuando se ve sin balón y desbordado. CR9 debería haberse parado y dirigiéndose al árbitro y a él haberle dicho -“Compañero te estás equivocando, eso es antirreglamentario, pero como me caes bien te dejo la pelota para que la juegues a tu antojo”. Claro que para ese comportamiento los jugadores deberían saltar al campo con tutú y zapatillas de ballet.
El fútbol es deporte de contacto. Hay empujones, agarrones y golpes. Los futbolistas son atletas más fuertes cada día y por lo tanto las refriegas son más peligrosas para su integridad física. ¡Tíos al campo, nenazas fuera!
Si soy más alto que mi contrario y braceo para zafarme del agarrón pasa lo que pasó; nariz a la funerala y el árbitro melindre castigando con avaricia y deseo.
Hay casos similares donde el feo, gangoso y bajito hizo lo mismo pero golpeó al adversario en el pecho. Cuestión de estatura. Claro que la brújula de la envidia que siempre marca el noreste no lo ha juzgado así, pero ya lo dijo Lamartine. “La mala crítica es la fuerza del impotente”.
De todas formas siempre perdono a mi enemigo porque eso le enfurece más.